Un circo en el que tuve la oportunidad de conocer a un impresionante líder que, a través de confianza y respeto, fue capaz de extraer lo mejor de una serie de personas que parecían haber perdido el rumbo de sus vidas.
Porque, al fin y al cabo, el verdadero líder no tiene por qué ser el más inteligente, el más guapo o el más fuerte de los individuos que forman un grupo; sino el que es capaz de guiar a quienes le rodean al éxito y trabajar, junto a ellos, para la consecución de objetivos comunes.
No obstante, lo cierto es que cada uno de nosotros tenemos en nuestro interior al mejor líder con el que podríamos contar para superar las dificultades y alcanzar el éxito; pues incluso en aquellos momentos en que más vulnerables e incapaces nos sintamos, debemos recordar que siempre tendremos la opción de resurgir de nuestras cenizas y, al igual que el ave Fénix, renacer mucho más fuertes y radiantes.
Por eso, espero que la visita a este circo sirva para que empecemos a ser capaces de ver la belleza que puede surgir de las cenizas y para que comprendamos lo importante que es el hecho de no rendirse jamás...
¡¡Mientras mayor es la lucha, más glorioso es el triunfo!!