18 nov 2013

Sobre el pasado, el presente y el futuro...

Ahora, varios meses después de haberme convertido en maestro (me gusta más que la palabra “profesor”), echo de menos aquel lugar en el que probablemente haya pasado algunos de los mejores años de mi vida…

Durante cuatro largos años hemos vivido momentos inolvidables y otros que quisimos olvidar cuanto antes, hemos querido y hemos discutido, hemos disfrutado y hemos trabajado duro, hemos conocido a mucha gente y también hemos perdido la oportunidad de conocer más a fondo a otras personas que, quizás, merecían muchísimo la pena; pero, sobre todo, HEMOS VIVIDO…

Y digo que, sobre todo, hemos vivido porque todo cuanto nos ha ocurrido en este tiempo forma parte de nuestra historia y porque todos esos personajes principales y secundarios han dejado, de una forma más o menos profunda, una huella indeleble en nuestro corazón.

En mi caso tuve la suerte (o, más bien, la valentía) de aprovechar el último curso para perdonar a quienes, en algún momento de aquel largo viaje, me hicieron daño o no fueron capaces de entenderme; pero, lo que considero aún más importante, también tuve la posibilidad de ser yo quien pidiera perdón a todas esas personas con las que en algún momento pude no haber sido justo…

Siempre he tenido la creencia de que no sirve de absolutamente nada cerrar una etapa de la vida dejando en ella cualquier tipo de sentimiento negativo hacia otra persona; pues, al fin y al cabo, todos cometemos errores y nunca se sabe si, en el futuro, seremos nosotros los que debamos ser perdonados por otra persona o si, en el pasado, fuimos nosotros quienes hicimos daño.

Pero… ¿Qué son el pasado y el futuro?

¿Qué tiene el pasado para que nos aferremos a él con tanta fuerza? ¿Por qué nos da tanto miedo la incertidumbre de un futuro que no está escrito? ¿Cómo es posible que, en ocasiones, ambos nos preocupen incluso más que el presente? ¿Para qué preocuparse de un pasado irreversible o de un futuro incierto, en lugar de disfrutar o luchar por la certeza del presente? ¿Por qué no representar al dios Jano con una tercera cara que simbolice al presente?

Sé que ese presente del que hablo es efímero o incluso inexistente, pues incluso cada una de las palabras que estoy escribiendo en este párrafo forma, ya, parte de mi pasado; pero también estoy convencido (o al menos intento convencerme a mí mismo) de que el libro de nuestro pasado no está escrito con las líneas invisibles del futuro, sino con la certeza del presente, y de que el futuro no dependerá de nuestros errores o aciertos en el pasado, sino de nuestras actitudes actuales.

Hace un tiempo tuve la suerte de ver un vídeo en el que alguien me hizo apreciar, perfectamente, la importancia del presente... ¡¡Era el mismísimo Will Smith!!

El actor explicaba que, hace mucho tiempo, su padre les obligó a su hermano y a él a reconstruir un muro que, previamente, había derribado; cuando los pequeños dijeron que era imposible, su padre les pidió que nunca más volvieran a decir que había algo que no fuesen capaces de hacer…

En ese momento, Will Smith y su hermano, dejaron atrás la idea de construir la pared más grande e imponente que jamás hubiera sido construida y comenzaron a pensar en el presente, es decir, en poner el ladrillo que tenían en la mano de la manera más perfecta que pudiera ponerse... ¡¡Y así con cada uno de ellos, cada día, hasta conseguir finalizar el muro!!


¡¡Sonríe con el pasado, disfruta con el presente y sueña con el futuro!!

2 may 2013

Una excursión por la estrella de la educación...

Después de compartir con el viejo Rafiki algunas experiencias y tras atender con entusiasmo sus interesantes lecciones, llegó el momento de realizar un pequeño viaje hacia la particular estrella del mundo de la educación; un pequeño "Sol" al que decidió acompañarme Isabelina y en el que tuve la oportunidad de comprobar cómo era dar clase en el tercer ciclo de la etapa de Educación Primaria, algo que, a su vez, me sirvió para comparar con mis experiencias anteriores en el primer ciclo de esa misma etapa educativa.

Durante mi estancia en aquella interesante y acogedora estrella, tuve la oportunidad de vivir muy buenos momentos y de conocer a muchísima gente que, cada una a su manera, me aportó mucho para mi formación como maestro; por lo que aprovecho para saludar a todos los habitantes de aquel "Sol" y para agradecer el trato que nos brindaron durante nuestra estancia.

Además, aprovechando todos los conocimientos que adquirimos tanto en nuestro viaje hacia el mundo de la educación, como en mi paso por aquel mundo en el que conocí a gente tan interesante como el señor Keating, durante mi estancia en el “Sol” pude contar a mis alumnos una pequeña historia sobre Federico García Lorca que sirvió para que aprendiesen algunos conceptos literarios de forma divertida y que sirvió, además, como un pequeño homenaje a esa "pequeña Leire" que, hace ya muchos meses, tuvo la gran idea de hacer de "cuentacuentos":

“Había sido una noche inolvidable para toda la familia, pues aquel mes de agosto se habían reunido en el jardín de la casa familiar para pedir algunos deseos y observar cómo se elevaban al cielo estrellado algunos farolillos voladores.

La pequeña Leire jugaba con sus regalos de cumpleaños junto a sus hermanos y primos mientras los padres y abuelos conversaban e imaginaban cómo sería la vida de los pequeños dentro de unos años…

Los adultos estaban disfrutando de aquella agradable conversación cuando Leire se acercó a su madre con el último regalo de cumpleaños que le quedaba por abrir; era un paquete pequeñito con un sello que le había llamado la atención.

· Mami… ¿quién es este señor que aparece aquí?
· Es Federico García Lorca, uno de los escritores de la Generación del 27.
· ¿Y por qué aparece en los sellos? ¡¡A mí no me parece guapo!!

Toda la familia empezó a reír por la respuesta de la niña y su madre sonría ante la curiosidad de su  hija.

· ¿Quieres que te cuente un cuento sobre este hombre?
· ¡¡Sí!! ¡¡Sería genial, mami!!

Sorprendida por las ganas de aprender de la pequeña Leire, comenzó a contarle un cuento cortito con el que, a través de la exageración de su biografía y algunas anécdotas y curiosidades, la niña pudiese entender de dónde venía la importancia de aquel señor (Lorca) que aparecía en los sellos de correos.

· En realidad, aunque todo el mundo le conoce ahora como Federico García Lorca, este hombre se llamaba Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca.
· ¡¡Qué nombre tan largo!! – Interrumpió la pequeña.
· Sí… Y hace poco más de un mes se cumplieron cien años de su nacimiento.
· Pero entonces… ¡¡Es incluso más viejo que el abuelito!!
· Sí, y en aquella época todo era muy diferente a como es ahora, verás. – Finalizó la madre antes de seguir con el cuento: Nació en 1898 en Fuente Vaqueros, un pueblecito andaluz; pero cuando tenía once añitos se fue con toda su familia a la ciudad de Granada.
· ¿Y no echaba de menos a sus amigos?
· Sí, por eso solía ir todos los veranos a Valderrubio, un pueblecito cercano al suyo.
· ¿Y qué hacía allí?
· Pues verás, cuando era adolescente, a Lorca le llamaba mucho más la atención la música que la literatura; probablemente porque, desde pequeñito, aprendía música y letras con su madre y estudiaba piano. Así que se dedicaba a ver a sus amigos y a escuchar y tocar algo de música.
· ¿Tocaba bien el piano?
· ¡¡Muy bien!! Tanto que incluso algunos de sus compañeros de universidad le consideraban mejor músico que escritor; aunque con un profesor y varios compañeros universitarios realizó varios viajes por España que le ayudaron a conocer mejor su país y a despertar su vocación como escritor, surgiendo de aquellas pequeñas excursiones su primera obra en prosa titulada “Impresiones y Paisajes”.
· Ojalá a nosotros nos llevasen de excursión más a menudo… - Protestó la pequeña.
· Pero la vida de Federico García Lorca no solamente fue ir de excursión… Pronto continuaría sus estudios en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde conoció a muchos intelectuales y escritores; haciéndose muy amigo de otras personas famosas como Salvador Dalí, Luis Buñuel o Rafael Alberti e incluso estando influenciado por Juan Ramón Jiménez, a quien conoció por medio de Francisco de los Ríos.
· Entonces… ¿Se fue otra vez a vivir lejos de su casa?
· Sí, y fue entonces cuando comenzó a convertirse en el famoso escritor que todos conocemos; pero pronto volvió a Granada y comenzó una amistad con el compositor Manuel de Falla.
· Jope, mami… ¡¡Lorca tenía muchos amigos!!
· ¡¡Muchísimos!! Y todos eran muy interesantes… Por ejemplo, algunos se reunían en una cafetería que se llamaba “La Alameda” y formaban una tertulia conocida como “El Rinconcillo”, donde conversaban habitualmente sobre la importancia del patrimonio artístico y la vida cultural o sobre la importancia de rebelarse contra la monotonía, el costumbrismo y el hermetismo local.
· Aaaaah… ¡¡Claro, por eso viajaba tanto!!
· Eso es… Federico García Lorca sentía un gran amor por su país y le gustaba conocer todas sus regiones; por eso se puso muy contento cuando su amigo, el pintor Salvador Dalí, le invitó una Semana Santa a Cadaqués, lo que le permitió conocer un poco más sobre la cultura catalana y, sobre todo, afianzar una enorme amistad entre ambos que incluso llevó al poeta a escribir su “Oda a Salvador Dalí”.
· Jo, mamá… Parece como si a Lorca le gustase mucho más la música y la pintura que la literatura…
· No creas, hija. También estuvo muy interesado por la literatura… Le gustaba tanto que incluso un escritor que había muerto 300 años antes le influyó en algunas de sus obras como “La sirena y el carabinero” y en fragmentos de otra obra como “El romancero gitano”; incluso el homenaje de su muerte que se realizó en el Ateneo de Sevilla hizo que varios poetas españoles se uniesen mucho más hasta llegar a formar lo que se conoce como la Generación del 27.
· ¿Y por qué ese número?
· Pues verás… Ese escritor barroco, que tanto gustaba a los autores españoles de la época, se llamaba Luis de Góngora y Argote y murió en 1627; por lo que esa generación de poetas españoles recibió ese nombre que hacía referencia al autor que, de alguna manera, les había unido.
· ¿Y quiénes formaban la Generación del 27?
· Muy buena pregunta, hija… Los autores de la Generación del 27 fueron el propio Lorca, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Emilio Prados, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre y Dámaso Alonso.
· Más amigos… ¡¡Debía ser muy feliz!!
· Sí, pero no creas que todo era de color de rosa… Lorca también pasó un momento muy duro y se sintió molesto cuando la publicación de su “Romancero gitano” hizo que algunos le calificaran como costumbrista, conformista e incluso como un mito de gitanería, inculto, salvaje y maleducado; además, cuando algunos de sus mejores amigos comenzaron a criticar su obra, también sufrió una separación con un escultor llamado Emilio Aladrén con el que mantenía una fuerte relación afectiva.
· Pobrecito... – Dijo la niña bajando la mirada.
· Sí, pero no te pongas triste, hija… A veces de los momentos más duros también se aprende, y Federico García Lorca siguió trabajando y luchando por mejorar; incluso ese momento tan delicado le sirvió para tomar la decisión de ir junto con Fernando de los Ríos a Nueva York para conocer la cultura extranjera e inspirarse para escribir una de sus obras más famosas, titulada “Poeta en Nueva York”.
Además, su estancia en América le permitió conocer también La Habana, una ciudad de la isla de Cuba en la que experimentó una gran sensación de libertad y alivio; lo que hizo que llegase a comparar aquel lugar, con su Andalucía natal.
· ¿Y entonces se quedó a vivir allí para siempre?
· No, volvió a España meses antes de proclamarse la II República y colaboró en la política cultural republicana organizando el teatro universitario “La Barraca” para poner el teatro al alcance del pueblo, lo que le dio la oportunidad de escribir algunas obras de teatro que se hicieron muy famosas en Sudamérica y le brindaron la oportunidad de viajar a Buenos Aires y Montevideo.
· ¿También escribió teatro?
· Sí, y algunas obras muy importantes como “La casa de Bernarda Alba” o “Bodas de sangre”…
· ¿Regresó a España?
· Sí, y durante su regreso insistió mucho en la responsabilidad social del artista; llegando a ver el teatro como una herramienta de educación de un país. Además, durante aquellos años, la situación política de España era muy delicada.
· ¿Delicada?
· En España estaba a punto de surgir una guerra civil y Lorca decidió marcharse a Granada para reunirse con su familia; pero su fama de liberal provocó que fuese apresado y se presentasen contra él cargos como “ser espía de los rusos, ser homosexual y haber sido secretario de Fernando de los Ríos”.
· ¿Y qué pasó entonces?
· Una noche, después de pasar varias horas en una cárcel improvisada, el poeta fue llevado en un camión, junto con otros presos, a algún lugar en la carretera entre Víznar y Alfacar, donde fue fusilado el 19 de Agosto de 1936 cuando tenía 38 años.
· Pobrecito…
· Fue una lástima que fuese asesinado tan joven, pero se trata de una persona impresionante que nos dejó un legado importantísimo a pesar de su juventud… ¿No crees?
· ¡¡Claro!! Me ha gustado mucho la historia, mami.
· Me alegro mucho, pequeña… ¡¡Ahora abre tu último regalo y vamos todos a dormir.”

Y ahora, tras una breve excursión por el “Sol” del mundo de la educación, volveremos para seguir explorando este mundo tan maravilloso e interesante…