25 nov 2011

¡¡Para soñar como un niño, hay que pensar como un niño!!

La primera etapa del viaje llega a su fin y ha llegado el momento de recordar todos los momentos por los que hemos pasado.

Durante este tramo inicial hemos recorrido juntos un largo camino que nos ha llevado por las calles de la literatura infantil y nos ha brindado la posibilidad de guiarnos por las estrellas, junto a Grígor y a su caballo Danko, hasta llegar a aquel “mar de letras” que nos llenó de sensaciones; pero nuestro viaje debe continuar…

Y, como en la vida, debemos mirar hacia el futuro aprendiendo del pasado; ilusionados ante el horizonte que observamos, pero sin olvidar las piedras que hemos dejado atrás.

Porque, tras este breve recorrido por la literatura infantil, lo primero que me viene a la cabeza es que “para soñar como un niño, hay que pensar como un niño”; es decir, uno acaba por darse cuenta de que no sirve para nada el hecho de conocer grandes obras y autores de la literatura universal, o toda esa teoría sobre el desarrollo infantil, si no somos capaces de ponernos en el lugar de esa personita que se debe enfrentar a un libro…

Ha llegado la hora de dejar atrás nuestra mentalidad adulta e intentar convertirnos, por un momento, en esos niños a los que debemos motivar y educar en la lectura; porque, si algo se puede extraer de esta primera etapa del viaje, es que lo realmente importante a la hora de elegir un libro son los gustos personales de cada uno.

Siempre he pensado que a todos nos asusta un poco lo desconocido, que continuamente aparecen miedos a la hora de emprender una nueva aventura o de enfrentarse a un nuevo reto y que incluso a veces ese temor nos impide disfrutar de aquello que nos intimida; por eso creo que, como maestros, debemos ser nosotros los que facilitemos a nuestros alumnos el hecho de afrontar el nuevo reto que es la lectura y los que acertemos a la hora de seleccionar aquellos textos que capten a los primeros lectores.

Así que yo os propongo que nos esforcemos por utilizar todos nuestros conocimientos y recursos para conseguir que la literatura le gane la batalla al aburrimiento… ¡¡Porque en nuestra mano está el hecho de que generaciones y generaciones de niños utilicen los libros para leer, o simplemente para calzar aquellas mesas que cojean!!

24 nov 2011

La lectura también puede ser un juego de niños...

(Literatura infantil. Análisis y selección)


Hace no mucho tiempo comenzamos a preparar juntos un viaje hacia el mundo de la literatura; una aventura en la que nos enfrentaríamos a nuevos retos y dificultades, en la que aprenderíamos y en la que reflexionaríamos sobre aquello que creíamos saber…

¡¡¡Un viaje en el que lo verdaderamente importante no es el destino, sino el camino que recorreremos para llegar hasta esa meta final!!!

Y en esta etapa del viaje, debemos realizar nuestra primera parada en la literatura infantil; porque en relación a la propia literatura… ¿¿Hay algo más importante para un maestro, que el conocimiento de aquellos libros adecuados para sus alumnos??

Como todo, la literatura infantil tiene sus orígenes; y aunque es difícil encontrar el momento exacto en el que surge como tal, realizaremos un breve repaso de la historia de la literatura infantil en España.

Desde que el castellano comenzase a aparecer como lengua en la Edad Media, los niños escucharían las hazañas e historias que, recitadas por los juglares, trataban sobre los héroes del momento... ¿¿Acaso los niños de la época no soñaban y se divertían con las historias de aquellos valientes caballeros?? ¿¿No es cierto que aquellos romances, creados para adultos, motivaban por igual a niños y a ancianos??

Se sabe que, en los orígenes de nuestra literatura, tanto los niños como los adultos escuchaban las mismas cosas; pues, como decía don Juan Valera: “Cuando todos los hombres eran niños tenían razón los poetas de meterse a pedagogos, y los pedagogos a poetas”.

No obstante, podríamos decir que existe cierta ambigüedad sobre el hecho de considerar como literatura infantil a la multitud de libros pedagógicos que se escribieron en la época, pues a pesar de que el destinatario final era el adulto, en numerosas ocasiones encontramos obras en las que el autor ha tenido en cuenta al público infantil.

Y en relación a esta consideración del autor con los niños, podríamos destacar a Raimundo Lulio, que escribe el “Libre de les besties” como una serie de apólogos que servían de ejemplo para la vida; si bien es cierto que la propia infancia de la época prefirió los relatos del “Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor et de Patronio”, escritos por el famoso infante don Juan Manuel.

Además, a finales del siglo XV, se comienzan a editar libros como el “Exemplario contra los engaños y peligros del mundo” en cuyo prólogo se advierte al lector de que la obra se trata de un libro pensado tanto para adultos, como para niños.

Posteriormente, en torno al siglo XVI, se escriben numerosas obras pedagógicas y centradas en la enseñanza de los niños; aunque, en ningún caso, se centran en el entretenimiento y la diversión.

Pero si lo que realmente queremos es conocer el rumbo de la literatura infantil española, debemos tener en cuenta la influencia francesa del siglo XVIII y los cuentos o relatos breves que, debido a los gustos del rey Luis XIV, se comienzan a escribir en el país vecino.

Además, no debemos olvidar la transcendencia de dos obras de la literatura inglesa como son “Robinson Crusoe” (Daniel Defoe) y “Trabajos de Gulliver” (Jonathan Swift) que, posteriormente, se convierten en clásicos de la literatura infantil.

Y, sinceramente, parece que hasta el momento se realizan multitud de obras pensadas para los más pequeños; pero en las que pocas veces se tenía en cuenta el gusto e interés del propio infante… Por eso, es importante recalcar la publicación, en 1798, del primer periódico infantil en España; siendo su título completo el de “Gaceta de los niños o principios generales de moral, ciencias y artes, acomodados a la inteligencia de la primera edad” y suponiendo (al menos en la teoría) el intento por crear una literatura exclusivamente para niños.

Al llegar el siglo XIX, es Cecilia Böhl de Faber (cuyo seudónimo es el de Fernán Caballero) una de las pioneras en preocuparse realmente de la literatura infantil y de crear escritos basados principalmente en la mitología griega que sirven para enseñar y para entretener al mismo tiempo.

También hay que destacar la figura de Saturnino Calleja como recopilador, adaptador, editor, pedagogo y escritor cuyo gran acierto fue el de acercar el libro a los niños de la clase media; creando los conocidos “Cuentos de Calleja” que alcanzarían su mayor fama en el primer cuarto del siglo posterior, con Salvador Bartolozzi como director artístico.

Y, finalmente, llegamos al siglo XX en el que Encarnación Aragoneses de Urquijo (conocida como Elena Fortún) crea el personaje de “Celia”; que aparece en una serie de obras que muestran una protagonista con personalidad propia y que va creciendo conforme el lector avanza en la lectura.

No obstante, no es hasta la década de los sesenta cuando los autores realmente comienzan a dotar de personalidad a sus personajes y provocan que los niños se sientan identificados con los protagonistas de sus obras; acercándonos, de este modo, a una verdadera concepción de literatura infantil, en la que se respeta tanto el momento evolutivo del lector, como los gustos e intereses del mismo.

Y es por estas fechas cuando se introduce la literatura en la escuela de forma obligatoria y cuando la literatura infantil comienza a editarse de forma masiva; destacando la figura de Gloria Fuertes, cuya literatura y forma de vida se mostró siempre muy cercana al mundo infantil.

Pero no podemos olvidar la labor de la editorial Santa María (SM) que, tras llegar a un acuerdo con el gobierno de la época, pasaría a categorizar la literatura infantil por edades mediante la serie conocida como “Barco de Vapor”.

Así, llegamos a una época, la actual, en la que la edición de cuentos infantiles se considera un negocio y en la que los editores comienzan a utilizar numerosas ilustraciones y un tamaño de letra que permita alcanzar el mayor número posible de páginas; destacando el concepto de álbum de imágenes o “total print” en el que todas las páginas son ilustradas y aparecen los textos de forma superpuesta.

No obstante, y como opinión personal, creo que el reciente concepto de álbum de imágenes no tiene que verse como algo negativo; sino como una posibilidad para acercar la literatura a los más pequeños que, a través de las ilustraciones, verán mucho más entretenido el hecho de leer.

Como podemos observar, de una u otra forma, la literatura infantil ha tenido una amplia historia a lo largo de varios siglos; de esta forma, es lógico pensar que habrá un gran número de obras infantiles que estarán a nuestra disposición para trabajar con nuestros alumnos, pero… ¿¿Qué debemos tener en cuenta a la hora de elegir un libro infantil??

En primer lugar debemos partir de la base de que no existe un “libro perfecto” y que, probablemente, una obra puede ser muy interesante para un niño y un completo aburrimiento para otro niño de la misma edad; no obstante, existen una serie de características que tendremos en cuenta a la hora de seleccionar y analizar los libros infantiles.

Es importante que, antes de seleccionar un libro, hayamos preseleccionado y leído diversas obras infantiles; pues de esta forma tendremos una gran variedad de libros que, tras analizar, podremos elegir en función de las características de nuestros propios alumnos.

Así, consideraremos que una obra infantil será (o no) adecuada en función de una serie de factores que analizamos a continuación y que, en todo caso, giran en torno al momento evolutivo en el que se encuentra el posible lector:

- Contexto: Es importante que el contexto en el que se desarrolla la obra sea fácilmente asimilable por el lector; ya que, de lo contrario, puede no llegar a entender plenamente la obra y, además, verla como algo ajeno a su interés y a su propio “mundo”.
De esta forma, es importante que entendamos que un contexto “asimilable” no tiene por qué ser necesariamente conocido por el lector; pues, en ocasiones, las obras presentan una gran cantidad de escenarios fantásticos, lugares mágicos y situaciones disparatadas con las que el lector es capaz de soñar e imaginar.

- Personajes: El niño debe poder reconocer e identificarse, de una u otra forma, con los personajes de la obra; ya sea a través de la admiración que despiertan en ellos, o a través de la propia cercanía y similitud que guardan los personajes con el propio lector.
Así, el papel del personaje protagonista cobra una gran importancia y puede incluso llegar a servir de “enlace emocional” entre el lector y la propia obra; en este sentido, Encarnación Aragoneses de Urquijo (Elena Fortún), con su personaje “Celia” es una de las pioneras en dotar al personaje protagonista de una personalidad propia y de respetar el momento evolutivo del lector a través del propio personaje (compartiendo en ambos casos las preocupaciones, gustos, motivaciones y formas de actuar de una persona con una determinada edad). Ádemás, y en relación a los personajes de las obras literarias infantiles, Mercedes Gómez del Manzano explica en su obra “El protagonista-niño en la literatura infantil del Siglo XX. Incidencias en el desarrollo de la personalidad del niño-lector” (1987) la importancia que tiene el hecho de dotar de una personalidad propia a los protagonistas de las lecturas y de que los personajes sean fácilmente identificables por el lector.

- Estilo: El autor debe ser capaz de utilizar un léxico adecuado para la edad del lector, siendo apropiada la utilización de una expresión dinámica, divertida y ágil; de esta forma, será muy importante que la obra no presente un vocabulario demasiado complicado para el lector y que, a su vez, conserve una buena calidad literaria basada en la utilización de un lenguaje artístico, creativo, variado y melodioso.

- Formato del libro: Debiendo estar adaptado a la edad del lector al que va dirigida la obra y teniendo en cuenta aspectos como el tipo de letra, el interlineado, las ilustraciones que presenta la obra, el número de páginas o el tamaño del propio libro; ya que todos estos factores facilitarán o dificultarán la lectura.

- Temas: Los temas deben estar relacionados con la vida actual del propio lector o tratar sobre temas fantásticos que les llamen la atención; así, es importante que la temática de la obra interese y despierte la curiosidad del niño, que refleje momentos que vive en su día a día o que le haga imaginar situaciones y lugares con los que poder soñar.

Por otra parte, es importante saber que lo realmente importante para que un lector pueda disfrutar con una obra literaria no es la edad a la que va dirigida, sino los intereses y gustos del propio lector; de esta forma, como maestros, deberemos tomar las indicaciones editoriales respecto a la edad como algo relativo que habla sobre la generalidad.

Será también fundamental que la obra tenga una neutralidad ideológica y que haga pensar al pequeño lector sobre los valores éticos y morales que se muestran en el libro; ofreciendo al niño la posibilidad de pensar que no todo es blanco o negro (bueno o malo), sino que existe un término medio y que deberán ser críticos y empáticos a la hora de juzgar las acciones que suceden en la trama.

Finalmente, es importante conocer también los géneros literarios presentes en la literatura infantil:

- Género narrativo: En la obra se suceden una serie de acontecimientos (reales o ficticios) que se relatan, generalmente en prosa, a través de la figura de un narrador; los personajes cobran gran importancia y el texto debe tener un desarrollo basado en la clásica presentación, nudo y desenlace.

- Género lírico: Destaca por lo melódico del lenguaje empleado y por sus estructuras elementales que podemos observar en algunos textos líricos como las "nanas" o las "adivinanzas".

- Género dramático: Los personajes, a través del diálogo, interactúan entre sí y avanzan en la trama; destacando que, en este tipo de obra, el texto está escrito con la finalidad de ser representado por unos actores.


Pero, para elegir una obra literaria… ¿¿Basta con saber únicamente todo esto??

¡¡No!! También será esencial que estemos al tanto de las posibilidades que ofrece la literatura infantil, por lo que es importante que, a la hora de preseleccionar los libros con los que tenemos intención de trabajar, acudamos a librerías (sobre todo aquellas librerías infantiles en las que los niños tienen acceso directo a los libros y los vendedores puedan observar las reacciones de los propios niños), a bibliotecas, páginas webs, asociaciones de ocio y tiempo libre e incluso blogs de colegios.

A continuación mostramos algunos enlaces que pueden resultar interesantes a la hora de mantenernos informados sobre la literatura infantil:


También podemos acudir a numerosas organizaciones e instituciones como la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil que, por mantener una estrecha relación con la literatura infantil, pueden asesorarnos sobre los autores, los temas y las obras más interesantes para nuestros alumnos.

Además, en relación a la teoría y a la crítica de la literatura infantil, puede ser también interesante consultar dos obras modernas y bastante completas que nos permitirán valorar de una manera mucho más objetiva las características de la literatura infantil y los aspectos más importantes que debemos tener en cuenta sobre la misma; así, Román López Tames, con su “Introducción a la literatura infantil” (1985) y Juan Cervera, con su “Teoría de la literatura infantil” (1991) nos aportan una formación adicional que nos puede ser muy útil a la hora de seleccionar y analizar las obras adecuadas para nuestros alumnos.

Y ahora que conocemos algo más sobre literatura infantil… ¿¿Qué os parece si la utilizamos para entretener, divertir, hacer soñar y educar a los más pequeños??


Fuentes:

Bravo-Villasante, Carmen. Historia de la literatura infantil española. Madrid: Escuela española. 1985.
Apuntes seleccionados durante las clases.
http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada
http://sol-e.com/
http://www.educarm.es/


23 nov 2011

Análisis de un libro

Libro: Danko, el caballo que conocía las estrellas.
Autor: José Antonio Panero.
Colección: El submarino naranja.
Editorial: SM
Reconocimientos: Premio “El Barco de Vapor” (1987) y Premio “CCEI” (1988).






Para realizar el análisis, he decidido elegir un libro que no hubiese leído anteriormente; ya que pienso que de esta forma conseguiré ser mucho más objetivo al no tener recuerdos ni sentimientos previos.

Danko, el caballo que conocía las estrellas” es un libro que, según la clasificación realizada por la editorial SM en la colección “El Barco de Vapor”, está escrito para niños de entre 8 y 10 años; de esta forma, se intentará ser lo más objetivo posible teniendo en cuenta dicho intervalo de edades.

En primer lugar, y en relación a los gustos del lector, creo que José Antonio Panero ha sabido utilizar muy inteligentemente esa admiración que suscitan los animales en los niños; de forma que, ya con el título, los más pequeños pueden ver interesante un libro en el que se intuye que el protagonista será un caballo.

¿¿A qué niño no le gustaría la historia de un muchacho y su heroico potrillo??

Y a ti… ¿¿No te gustaría conocer brevemente la historia de Danko?? ¡¡Pues allá vamos!!

Grígor es un niño que vive feliz junto a su familia y que espera ilusionado el nacimiento del caballo que pronto tendrá la yegua familiar.

Desde sus primeros instantes de vida, el recién nacido corcel Danko, muestra una gran afinidad con este chiquillo que se convertirá en su adiestrador, amigo, compañero y hermano; pero pronto la felicidad de niño y animal se verá amenazada ante la llegada de Pávirich, un malvado comerciante que desea comprar a este caballo que, gracias a su increíble belleza y a sus impresionantes poderes, se ha ganado una gran fama en todo el reino.

Ante la negativa de la familia de vender al caballo, y tras haber comprobado que la leyenda sobre Danko era cierta, el mezquino negociante diseña un plan para secuestrar y llevar al circo al animal junto a su joven dueño; una vez allí, les obligaría a realizar espectáculos para enriquecerse.

Tras el secuestro, el joven Grígor comenzó a perder la esperanza y a sentir una gran impotencia, pero Danko le transmitía esa fuerza que necesitaba para no rendirse; cuando llegaron al lugar en el que serían explotados, ambos se pusieron a planear la huida y el regreso a casa.

Una gran empalizada separaba a Grígor y a su corcel de la libertad, decenas de centímetros de altura que parecían kilómetros; un salto imposible para cualquier caballo, excepto para Danko…

Tras coger un poco de carrerilla y animar a su jinete, el valiente potro realizó un increíble salto que consiguió liberar a ambos del injusto cautiverio al que habían sido sometidos; ambos consiguieron escapar del circo y del malvado Pavirich, recorrieron una gran distanciada gracias a la habilidad de Danko para guiarse a través de las estrellas y, finalmente, llegaron a un pueblo en el que el cobarde conde Hansen vivía a costa de extorsionar a sus habitantes.

Al enterarse de la injusticia que se iba a cometer con Miklós, uno de los coaccionados habitantes de Midyá, Grígor y Danko desafiaron al conde Hansen decidiendo ayudar a Miklós a saldar su deuda y, de esta forma, a ganar su libertad y la de sus hijas.

Finalmente, y tras completar el trabajo, Danko y Grígor consiguieron regresar a su hogar para reunirse con su familia y volver a vivir felices para siempre.

En cuanto al contexto en el que se desarrolla la trama, creo que el hecho de que sea ficticio ayuda al lector a poner en marcha su imaginación y a crear en su mente lugares como “Batalay”, “Perja” o “Midyá”; no obstante, existen algunos elementos que permiten al niño sentirse más próximo a la obra, como puede ser la edad del protagonista del libro.

Y en este sentido, observamos unos personajes fácilmente identificables por el niño, que aportan algo diferente a la obra y se muestran al lector de forma muy diferente; aunque, en este caso, creo que lo ideal sería analizar individualmente a algunos de los personajes más importantes que aparecen a lo largo del libro:

- Grígor: Es un niño de la misma edad o de una edad similar a la que pueden tener los niños para los que ha sido escrita la obra; lo que permite al lector identificarse con el protagonista y sentirse cercano a la lectura.
Así, Grígor se muestra como un niño valiente y decidido, como una especie de héroe infantil; pero a la vez muy humano, con sus propios sentimientos y una serie de valores personales fácilmente identificables por los más pequeños.

- Danko: Es, junto a Grígor, el protagonista de la obra; se puede considerar una especie de “mascota perfecta” o “héroe animal”.
Este potro que desde el momento de su nacimiento reconoce a Grígor, se muestra como el gancho perfecto para un público al que, con toda seguridad, entusiasmarán las acciones de este pequeño caballo.

- Pávirich: Se muestra como el cruel personaje que está dispuesto a hacer cualquier cosa para enriquecerse; los niños podrán rápidamente reconocer a este personaje como el “malo” de la historia.

- Abuelo Josua: Bajo mi punto de vista, el autor de la obra concede un especial protagonismo a este personaje, al que muestra como un anciano valiente que haría cualquier cosa por su nieto; es un leñador fuerte, pero a la vez sabio, que desde el primer momento entiende las intenciones de Pávirich.

- Miklós: Habitante de Midyá que busca la libertad para sí mismo y para sus hijas, muestra una gran valentía y fuerza de voluntad hasta el final; no obstante, circunstancias ajenas a este personaje provocan que esté cerca de fracasar en su objetivo.
Danko y Grígor le ayudarán a saldar su deuda y a evitar una muerte segura a manos del conde Hansen.

- Conde Hansen: Se presenta como el otro malvado destacable, es una persona cobarde que vive a costa de explotar a los habitantes de Midyá; Grígor se enfrentará a este conde para ayudar a Miklós a salvar su vida.

- Otros personajes: Que, por sí mismos, aportan algo diferente a la lectura y se muestran muy distintos los unos de los otros; de esta forma, debemos mencionar los personajes de la abuela Malva, Jákov y Alexandra (los padres de Grígor), los bandidos que ayudan a Pávirich, el dueño del circo Wolmut o los discriminados hermanos Koslay, Plit y Plot.

En cuanto al estilo y expresión de la obra, creo que el autor escribe de una forma muy asequible que hace la lectura del libro muy entretenida y amena para los niños, utilizando en ocasiones adjetivaciones y un vocabulario poético que dota a la obra de una buena calidad literaria; no obstante, se observa la presencia de algunas palabras que considero bastante complicadas para niños de esas edades (panojas, mesársela, alazán, carabina, aterido…).

Esta dificultad en algunas de las palabras del texto (unas 50 ó 55 a lo largo del libro) puede suponer una motivación para que el niño utilice el diccionario y se interese por conocer palabras nuevas; pero también puede provocar que el lector se aburra de encontrar en el texto palabras desconocidas, de forma que prosiga la lectura sin entender el significado de algunos de los términos.

Por otra parte, tanto el vocabulario como la forma de actuar del joven Grígor tienen cierta coherencia con la edad que presenta el muchacho; aunque en momentos puntuales de la obra se le muestra excesivamente confiado y valiente.

De esta forma, creo que el niño se puede sentir fácilmente identificado con el protagonista de la obra e incluso tomarle como un modelo de héroe infantil que no se rinde ante las dificultades que se le presentan.

Finalmente, cabe destacar que el formato del libro nos muestra una letra de tamaño mediano-grande y un interlineado que deja el espacio vertical justo para que la lectura sea agradable y sin forzar la vista; además, en momentos clave de la historia, se observan algunas ilustraciones en blanco y negro que sirven para amenizar la lectura y para enfatizar algunos detalles.

En definitiva, creo que se trata de una obra que puede ser muy interesante para los niños y que respeta el momento evolutivo del lector para el que ha sido creada; aunque jamás debemos olvidar que cada persona es diferente, por lo que debemos tener siempre en cuenta que una lectura agradará a un determinado niño por sus gustos, motivaciones e intereses y no por la edad que establece la editorial como recomendada para una lectura determinada.

1 nov 2011

Llegamos a ese puerto... ¡¡Rodeado de un mar de letras!!

Creíamos que podía ser interesante el hecho de ver cómo era aquella librería infantil, queríamos que nos contasen en primera persona cómo reaccionan los niños frente a los libros, teníamos curiosidad por ver la manera en que se organiza un negocio cuyo principal consumidor es el niño…

Y pienso que ninguno de nosotros se arrepintió de aquella pequeña excursión; pues al hecho de haber aprendido un poco y al hecho de conocer en primera persona aquella librería, habría que añadir también el buen ambiente entre nosotros, las risas, el momento de la comida o los vaciles entre unos y otros…

Aquel día salimos antes de clase, así que nos dividimos en dos coches y emprendimos nuestro camino hacia aquella librería… ¡¡¡Pero debo ser justo, y no puedo seguir avanzando en esta historia sin antes haber mencionado la paciencia de mi pobre compañera de viaje, por aguantar tanta bromita!!!
(Si lo estás leyendo, piensa que te hice un favor: ¡¡¡Ahora estás más cerca de ir al cielo!!!).

El caso es que, al fin, llegamos a aquella plaza enorme con una duda en la cabeza y otra en el estómago: Había que comer, pero… ¿¿Antes o después de ir a la librería??

Supongo que, al ver la foto, el lector puede deducir que nos vimos frente a nuestro destino con el estómago vacío; pero pronto olvidaríamos aquello y nos centraríamos en aquel lugar tan chiquitito, pero que transmitía tanto…

Porque, al menos yo, imaginaba una librería mucho más grande; con una decoración recargada y llena de preciosos libros a los que los niños jamás tendrían acceso, una librería a la que se daría mayor importancia al pagador, que al consumidor.

Pero la realidad es que era una librería totalmente contraria a todo aquello, se trataba de un lugar en el que el libro era el principal protagonista; un espacio en el que reinaba un “orden caótico” que aquella agradable mujer que nos atendió parecía conocer perfectamente…

Y, nuevamente, debemos hacer mención especial para otra persona; pues aquella señora destacó en todo momento por su amabilidad, por su interés hacia nosotros y por la paciencia y comprensión que mostró al permitirnos preguntar, acceder al interior de la tienda y hacer todo tipo de fotografías.

Finalmente, tras aquella breve conversación, pudimos acceder a las profundidades de aquel lugar; y digo a las profundidades porque, en aquella librería, lo verdaderamente interesante estaba bajando aquella escalera que parecía llevarte a una especie de cueva llena de libros.

Una cueva en la que te absorbía una atmósfera extraña, indescriptible; un lugar que transmitía tranquilidad, en el que pudimos curiosear los libros y en el que nos dimos cuenta de que una buena librería infantil no es aquella en la que todo parece sacado de un cuento, sino aquella en la que los niños puedan acercarse verdaderamente a los libros y a la lectura.

Pero entre todos aquellos libros pudimos comprobar que también había espacio para la literatura juvenil; un pequeño rincón que, una vez más, me recordó a esa persona tan especial… ¡¡Porque allí pude ver aquella trilogía que ambos leímos este verano, aquella trilogía que nos enganchó y nos hizo pasar horas y horas hablando y soñando!! (Si llegas a leer todo esto, te animo a que busques aquellos libros en la siguiente foto… ¡¡Un beso enorme!!).




¿¿Y qué decir de ese pequeño rinconcito de trabajo?? Aquel espacio sin libros que contrastaba con el resto de la librería y en la que los niños podrían dejar volar su imaginación para realizar numerosas actividades teatrales, cuentacuentos o distintas actividades en grupo que estimulasen el interés por la lectura en los más pequeños… Aquel espacio me hizo darme cuenta de que estábamos en un lugar que era algo más que una simple librería, un lugar en el que realmente se interesaban porque los niños se acercasen a la lectura y a los libros.

Y para finalizar, os animo a visitar aquel lugar en el que no sólo podréis adquirir libros, pedir asesoramiento o simplemente observar cómo es por dentro una librería infantil; sino que os servirá también para daros cuenta de que a veces, lo más simple, es lo que puede llamar la atención de vuestros alumnos…

¡¡¡Yo no me arrepiento de haber visitado aquel lugar que imaginaba como un palacio y resultó ser una cueva mágica!!!