27 dic 2011

Adaptando realidades...

La actividad de este segundo bloque consiste en la adaptación del cuento “La princesa y los siete bandoleros” para alumnos de cuarto curso de Educación Primaria; siendo el objetivo principal el de cambiar ese carácter realista del cuento original para trasladar a los niños a un mundo imaginario y lleno de fantasía, fomentando con ello un mayor desarrollo de su imaginación y haciéndoles ver que la literatura no siempre debe estar relacionada con el mundo real.

No obstante, se intentará mantener el esquema básico del cuento y las características pruebas a las que se debe someter el personaje principal en este tipo de cuentos.

“En un lugar muy lejano, rodeado de hermosas montañas y grandes lagos, vivía la pequeña Gea junto a sus ancianos padres y a su queridísimo hermano Doro; los cuatro eran muy felices y solían pasar muchos días paseando por entre las montañas, bañándose en los lagos y alimentando a los muchos animales que siempre se les acercaban.

La vida en el pequeño pueblecito era muy tranquila y sus habitantes jamás habían tenido problemas hasta que, un día, aterrizó en una de las montañas aquel barco volador.

Todos estaban muy extrañados con la llegada de aquella misteriosa embarcación, así que los habitantes del pueblo se acercaron a investigar para dar la bienvenida a la tripulación; pero, cuando llegaron, se encontraron con que no había nadie dentro, así que decidieron volver a sus casas y esperar a que pronto apareciesen las personas que habían llegado en aquel navío.

Todos volvieron hablando acerca de aquella visita inesperada, pero ninguno de los habitantes del pequeño pueblecito podía imaginar lo que encontrarían al regresar…

¡¡Todas las entradas del pueblo estaban custodiadas por unos seres de extraña apariencia!!

Intentaron acceder a sus hogares, pero aquellas criaturas decían estar buscando algo importante y no les permitirían el paso hasta encontrarlo; tras muchas horas de espera, una de las criaturas se arrodilló ante Doro y mostró su forma humana.

Tras verlo, sus compañeros de viaje también adoptaron forma humana y amenazaron a Doro con destrozar todo el pueblo si no acudía con ellos; decían algo acerca de la solución a unos problemas y hablaban continuamente de la cicatriz de su brazo y de la inconfundible pulsera que siempre llevaba.

Gea no estaba dispuesta a permitir que se llevaran a Doro, se había convertido en una jovencita muy valiente y su hermano era lo más importante para ella; pero entonces, fue el propio Doro quien le dijo que no se preocupara, que iría con aquellos extraños seres y que pronto volvería a su lado.

Doro se despidió de todos los habitantes del pueblo, que le agradecieron que salvara el pueblo, y le regaló a Gea la pequeña pulserita antes de emprender camino hacia el extraño barco volador.

Los días pasaban en el pequeño pueblecito y todo volvió a la normalidad, pero Gea siempre estaba triste; acariciaba la pequeña pulserita de Doro y miraba al cielo esperando el regreso de aquel barco que le devolviera a su querido hermano.

Un día, sus padres no aguantaron más la tristeza de la joven Gea y decidieron contarle que, tanto ella como su hermano, les habían sido entregados por unas extrañas criaturas similares a las que se habían llevado a Doro; que realmente no eran sus verdaderos padres y que siempre temieron la posibilidad de que un día volvieran para llevárselos.

Entonces, Gea les pidió que le explicaran cómo llegar al lugar en el que, años atrás, ella y su hermano les habían sido entregados; les aclaró que necesitaba buscar a su hermano y les prometió que, algún día, volverían juntos para verles y explicarles el misterio de su origen.

Los ancianos aceptaron y dijeron a la joven Gea cómo llegar a aquel lugar, se despidieron de ella y le pidieron que tuviese mucho cuidado…
La valiente Gea, muy convencida, siguió las indicaciones de sus padres y se adentró en uno de los bosques de las montañas que rodeaban su pueblecito, era un lugar que no conocía a pesar de haber pasado su infancia jugando con Doro en aquellas montañas.

Estuvo muchas horas buscando, pero anochecía y no encontraba ninguna pista que le sirviera para encontrar a su hermano, así que decidió buscar un refugio para dormir; pensó que lo mejor sería pasar la noche en una pequeña cuevecita que había visto durante el día, parecía imposible acceder a ella, pero estaba cansada y decidió hacer un último esfuerzo, así que intentó trepar por unas rocas para acceder al refugio… ¡¡¡Pero se resbaló, se golpeó la cabeza y perdió el conocimiento!!!

Cuando al fin despertó, Gea estaba tumbada en una cama junto a una pequeña chimenea; misteriosamente había llegado a una casa muy antigua y bastante descuidada, se sentía confusa y dolorida, pero decidió levantarse y buscar a alguien que pudiese explicarle por qué estaba allí.

No había nadie en aquella especie de barracón en miniatura, así que salió de la casa para curiosear un poco… ¡¡¡Parecía un pequeño pueblecito del pasado!!! Era como si se hubiese trasladado varios siglos atrás, los caminos estaban sin asfaltar y las pocas personas que había en la calle vestían ropa muy antigua y se alejaban de ella sin perderla de vista.

Gea intentó hablar con los habitantes de aquella especie de pueblo medieval, pero todos huían cuando intentaba acercarse; así que decidió volver al pequeño barracón a esperar a que alguien regresara.

Pensó que estaría bien limpiar la casa y preparar una buena comida como agradecimiento por haber sido salvada; así que comenzó a trabajar en ello y, cuando terminó, buscó el cuarto de baño para ducharse y arreglarse un poco. Pero lo cierto es que lo único que encontró fue una especie de barreño enorme en un cobertizo que había en el patio exterior, así que decidió limpiar a fondo el barreño y llenarlo de agua para adecentarse; dejó su ropa encima de una de las muchas camas que había alrededor de la estancia principal y se pasó un rato lavándose en aquel barreño.

Cuando terminó, volvió a la estancia principal y se comenzó a vestir de nuevo cuando llegaron siete muchachos desaliñados, con un aspecto sucio y bastante descuidado; se puso nerviosa, pues no había terminado de arreglarse y los siete jóvenes se habían empezado a reír al ver a Gea sonrojada y avergonzada por la situación, pero salieron de la casa y dejaron que su invitada terminara de arreglarse.

Cuando estuvo lista, Gea salió de la casa y se presentó educadamente, se disculpó por la incómoda situación que acababan de vivir y les dijo que había limpiado la casa y había estado cocinando algo como muestra de agradecimiento.

Todos juntos entraron en la casa y, mientras disfrutaban de aquella comida que Gea había estado preparando, los muchachos entraron con ella en la casa, le explicaron que eran hermanos y que la habían encontrado inconsciente en el bosque durante una de sus salidas para cazar; pero la joven seguía mirando a los siete hermanos con curiosidad, intentando pensar qué clase de gente podía vivir anclada en el pasado y apartada del mundo en un lugar como aquel.

Zuin, al que todos conocían como “el diablo” por su ingenio y la infinidad de travesuras que había cometido cuando era más pequeño, se dio cuenta de las dudas que se arremolinaban en la mente de Gea; así que la miró y le explicó con todo detalle la historia de aquel pueblo.

Le contó que, hace muchos años, se abrió una brecha en el tiempo y surgieron dos pueblecitos que, desde aquel momento, habían estado en guerra; misteriosamente, en un lado de la montaña apareció un pueblo del pasado y, al otro lado, un pueblo del futuro.

Ambos pueblos quisieron imponer su voluntad desde el principio para, posteriormente, comenzar a cambiar aquella sociedad corrupta del presente. Los habitantes del pasado querían volver a las antiguas tradiciones, a aquella sociedad en la que todos se ayudaban y en la que se podía confiar plenamente en el vecino, querían demostrar a todo el mundo que el pasado siempre debe ser tenido en cuenta para poder avanzar; mientras que los habitantes del futuro estaban convencidos de que la única manera de mejorar aquel mundo presente era a través del progreso y del conocimiento que les había proporcionado el paso de los siglos, utilizando todas las tecnologías que tenían a su disposición y haciendo ver a toda la sociedad que siempre se debe mirar hacia delante.
Gea se quedó sorprendida y no sabía muy bien cómo reaccionar, Zuin “el diablo” era el menor de los siete hermanos, pero se había convertido en el líder de aquel pueblo del pasado debido a su inteligencia y a su valentía.

Toda aquella historia era muy extraña y empezó a pensar en su hermano, en aquellas extrañas criaturas que se convertían en personas normales y en el barco volador que le arrebató a Doro; entonces se dio cuenta de que aquellas criaturas eran los seres humanos del futuro, pero seguía sin entender los motivos por los que se habían llevado a su hermano.

Cuando terminaron de comer, Gea les pidió a los siete muchachos que le permitieran vivir allí, les dijo que necesitarían a alguien que cuidara de ellos cuando enfermaran y que les ayudara con las labores domésticas mientras ellos planeaban las batallas y luchaban contra los hombres del futuro; pero lo cierto es que había estado pensando que, si realmente Doro estaba en aquel pueblo del futuro, la única manera de volver a encontrar a su hermano era permaneciendo con aquellos siete jóvenes.

Pasaron muchos meses, Gea se había convertido en una más y vivían como una gran familia, pero Zuin observó que todos los hermanos habían empezado a verse atraídos por Gea y competían entre ellos por ganarse un poco más a la joven; así que decidió reunirlos a todos para terminar con aquella situación, les hizo entender que la vida de todos ellos correría peligro si no se mantenían unidos y que lo más importante era vencer a los habitantes del futuro y que ya se vería lo que pasaba si más adelante surgía el amor entre Gea y alguno de los siete hermanos.

Así, todos decidieron mantenerse unidos y tomaron a Gea como a una hermana más, para algunos de ellos se convirtió en una consejera y confidente e incluso la dejaban participar en la planificación de las batallas y en las bromas de todos los hermanos; pero la joven siempre les insistió a todos en que, pasara lo que pasara en las refriegas con los hombres del futuro, no debían matar a nadie y simplemente capturarlos como prisioneros.

Todo parecía ir bien, Gea había se había acostumbrado a vivir con aquellos muchachos que la llamaban “Verdeprado” por el color de sus impresionantes ojos, y era feliz con su nueva familia; pero, un día, los siete hermanos estaban tardando demasiado en llegar, Gea se estaba impacientando y pensó que les había podido pasar algo en la batalla.

Pasaron las horas y empezó a anochecer cuando, de repente, entraron a la casa los dos hermanos mayores, estaban muy heridos y le explicaron a Gea que habían sufrido una emboscada mientras cazaban; los hombres del futuro les habían capturado y sólo consiguieron escapar ellos dos y Zuin, que había decidido volver a buscar a sus otros cuatro hermanos.

“Verdeprado” se puso muy nerviosa, curó a los dos hermanos y esperó a que se durmieran para salir a buscar al resto; mientras caminaba hacia el pueblo del futuro, se dio cuenta de que se había enamorado de Zuin y que era por quien más preocupada estaba, así que aceleró su paso para encontrar a sus hermanos.

Cuando llegó al pueblo, observó a sus cinco hermanos en una especie de plaza, habían capturado también a su líder y había un gran alboroto porque el rey estaba en camino; les iban a juzgar y a condenar, así que Gea se escondió pensando en la manera de sacar de allí a sus hermanos.

Estaba desesperada, tenía miedo y no sabía qué hacer, sólo pensaba y pensaba hasta que, de repente, apareció el rey que los juzgaría; era una criatura parecida a las demás, pero le resultaba muy familiar y estaba segura de haber visto antes a aquel extraño ser…

¡¡Era su queridísimo hermano Doro!!

La cicatriz de su brazo acabó por disipar todas sus dudas, así que salió de su escondite y pidió al rey que no matasen a aquellos hombres; enseguida la capturaron y Doro se acercó a ella para preguntarle quién era y por qué estaba allí.

Entonces le enseñó la pequeña cadenita que le regaló al marcharse y Doro recuperó su forma humana; la levantó del suelo y la abrazó mientras todos los demás se preguntaban qué pasaba allí…

Gea le preguntó a su hermano por qué se había convertido en el líder de aquellos seres y le solicitó que soltara a aquellos jóvenes que tanto le habían ayudado; pero Doro le dijo que ella también era una mujer del futuro, que era la princesa y que aquel aspecto que adoptaban era sólo producto de una tecnología que utilizaban para mantener su anonimato.

El nuevo rey del futuro intentó convencer a su hermana de que aquellos muchachos también eran sus enemigos y que sólo la habían ayudado porque nunca supieron quién era realmente.

Pero la valiente joven le dijo a su hermano que la guerra no solucionaría nada y que, hubiese ocurrido lo que hubiese ocurrido; tanto el pueblo del pasado, como el pueblo del futuro debían ser los que se adaptaran a las costumbres del presente. Le recordó que, a pesar de sus orígenes, ellos habían crecido entre la gente del presente y le hizo ver que, dentro de aquella sociedad que ambos pueblos querían cambiar, también existía gente buena como sus padres y los habitantes del pueblo en el que se criaron.

Gea hizo comprender a Doro que la guerra debía terminar y que no debían imponer a los hombres del presente sus ideas, sino conseguir que el futuro y el pasado se unieran para crear un presente mejor.

Entonces Doro comenzó a llorar y se dio cuenta de sus errores al haber tomado partido en aquella guerra, ordenó la liberación de los prisioneros y negoció con Zuin la colaboración de ambos pueblos para adaptarse al presente y para volver todos juntos al pueblo en el que habían crecido.

Todos entendieron que debían mejorar y fundaron un nuevo pueblo en el que los habitantes del pasado, del presente y del futuro pudieran convivir y aportar algo diferente a una nueva cultura formada por lo mejor de las culturas anteriores; además, Gea y Zuin se casaron y fueron proclamados reyes de aquella nueva sociedad, siendo Doro y los otros seis hermanos los consejeros reales."

¡¡¡Y así, queridos amigos, es como dio comienzo una nueva sociedad mejor en la que todos vivieron felices!!!

3 comentarios:

  1. ¡¡¡Claro!!!
    Es que la protagonista se tenía que llamar Gea así que...
    ¡¡¡Por lo menos utilicé tu propuesta para el nombre de su hermano!!! ;)

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