La cuarta etapa ha llegado a su fin tras haber visitado aquel pueblecito productor de pequeños lectores y aquella granja de actividades en la que conocimos a Kiwi, a Perro y a una gran cantidad de animales que nos enseñaron que la lectura puede resultar una actividad muy interesante; porque es curioso darse cuenta de la facilidad con la que uno puede seguir disfrutando de los libros infantiles, de cómo puede extraer enseñanzas de un libro pensado para los más pequeños e incluso llegar a la conclusión de que aquellos libros que hace muchos años leíamos junto a nuestras madres, pueden llegar a gustar también a los niños del futuro.
Durante el trayecto hemos conocido las claves para hacer de la lectura una actividad interesante, enriquecedora y con la que puedan disfrutar los más pequeños; hemos sentado las bases para saber cómo debemos enfocar la lectura y hacer de los libros un buen regalo para los niños e incluso hemos podido observar cómo cualquiera de nosotros puede realizar actividades interesantes relacionadas con la lectura.
Además, creo que es importante destacar que esta cuarta etapa nos ha servido para soltar aquella mano que nos sostenía durante todo el viaje, para investigar sobre un determinado tema sin tener una guía tan extensa y para deshacernos de aquellos miedos que nos atenazaban sin dejarnos caminar solos.
Y, por eso, creo que esta cuarta etapa ha sido tan importante; porque, dentro de no mucho tiempo, nos tendremos que enfrentar a multitud de problemas sin ninguna ayuda, deberemos resolver nosotros mismos las dificultades que nos encontremos y nos veremos obligados a ser nosotros los que tendamos esa “mano salvadora” en la que nuestros alumnos se puedan apoyar cuando lo necesiten.
Ahora, mirando lo cerca que estamos de nuestro destino, uno empieza a darse cuenta de que todo el esfuerzo y el trabajo realizado puede merecer la pena; porque, cuando se avanza tanto y se observa el objetivo propuesto en el horizonte, el ritmo se acelera y el deseo de llegar a lo más alto aumenta con cada paso, aquellas piedras en el camino se comienzan a ver como pequeñas chinitas y el futuro se afronta con mucha más esperanza.
Porque, cuando se disfruta con algo, uno se da cuenta de que puede convertir en juego y diversión el trabajo; de que el esfuerzo se ve recompensado cuando observa que, en la tarea, también hay tiempo para la broma, la diversión o la risa pero que, todo ello, no hace que el trabajo pierda su aspecto formal y su esencia de esfuerzo y rectitud.
Así, yo propongo aprovechar todo lo que nos está proporcionando esta aventura para mejorar como estudiantes, como futuros maestros y como personas.
Finalmente, creo que es importante que todos recordemos nuestra importante misión con respecto a la animación a la lectura y a la formación de fieles lectores; porque todos debemos recordar siempre que, sin fieles lectores, la literatura no podría mantenerse viva.
Durante el trayecto hemos conocido las claves para hacer de la lectura una actividad interesante, enriquecedora y con la que puedan disfrutar los más pequeños; hemos sentado las bases para saber cómo debemos enfocar la lectura y hacer de los libros un buen regalo para los niños e incluso hemos podido observar cómo cualquiera de nosotros puede realizar actividades interesantes relacionadas con la lectura.
Además, creo que es importante destacar que esta cuarta etapa nos ha servido para soltar aquella mano que nos sostenía durante todo el viaje, para investigar sobre un determinado tema sin tener una guía tan extensa y para deshacernos de aquellos miedos que nos atenazaban sin dejarnos caminar solos.
Y, por eso, creo que esta cuarta etapa ha sido tan importante; porque, dentro de no mucho tiempo, nos tendremos que enfrentar a multitud de problemas sin ninguna ayuda, deberemos resolver nosotros mismos las dificultades que nos encontremos y nos veremos obligados a ser nosotros los que tendamos esa “mano salvadora” en la que nuestros alumnos se puedan apoyar cuando lo necesiten.
Ahora, mirando lo cerca que estamos de nuestro destino, uno empieza a darse cuenta de que todo el esfuerzo y el trabajo realizado puede merecer la pena; porque, cuando se avanza tanto y se observa el objetivo propuesto en el horizonte, el ritmo se acelera y el deseo de llegar a lo más alto aumenta con cada paso, aquellas piedras en el camino se comienzan a ver como pequeñas chinitas y el futuro se afronta con mucha más esperanza.
Porque, cuando se disfruta con algo, uno se da cuenta de que puede convertir en juego y diversión el trabajo; de que el esfuerzo se ve recompensado cuando observa que, en la tarea, también hay tiempo para la broma, la diversión o la risa pero que, todo ello, no hace que el trabajo pierda su aspecto formal y su esencia de esfuerzo y rectitud.
Así, yo propongo aprovechar todo lo que nos está proporcionando esta aventura para mejorar como estudiantes, como futuros maestros y como personas.
Finalmente, creo que es importante que todos recordemos nuestra importante misión con respecto a la animación a la lectura y a la formación de fieles lectores; porque todos debemos recordar siempre que, sin fieles lectores, la literatura no podría mantenerse viva.
Perfecto.
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