Hemos llegado al final de nuestro viaje y, entre lágrimas y sonrisas, todos nos felicitamos por todo lo aprendido a lo largo del camino; pero aún no ha llegado el momento de analizar el viaje de forma global…
Y es que esta quinta etapa también ha dejado multitud de cosas interesantes que merece la pena comentar y analizar; pues, en este tiempo, pudimos visitar el pueblecito en el que nacen los grandes literatos que trabajan en esa gran fábrica de sueños de la que salen todas las creaciones enviadas a todos los rincones del mundo y, especialmente, al pueblecito de lectores.
¡¡Incluso tuvimos la oportunidad de colarnos en la fábrica y poner en funcionamiento la maquinaria de la creatividad con la que realizamos algunos textos de diferente tipo!!
Y es que, cuando uno se decide a crear un texto, se da cuenta de lo divertido que puede llegar a ser; pues, a través de una idea principal, puede intentar transmitir muchísimo.
Además… ¡¡También es interesante imaginar, mientras escribes, la reacción que ocasionarán en los lectores todo ese flujo de palabras y frases que salen del interior!!
Pero creo que también es importante decir que, durante el trayecto de esta etapa, hemos aprendido cómo podemos aportar algo a ese mágico mundo que hemos recorrido durante tantos meses; pues no era justo pasar por el mundo de la literatura sin haber dejado nuestra huella.
No obstante, todo esto debe madurar en nuestro interior y servir para ofrecer a las futuras generaciones el fruto de la creatividad y de la ilusión por aportar algo a la literatura; pues, si somos capaces de mostrarnos como ejemplo de persona que disfruta escribiendo, conseguiremos despertar en nuestros alumnos una curiosidad e interés por conocer los placeres de la creación literaria.
Porque si no existen personas capaces de crear literatura, los lectores se verán privados del placer que supone el hecho de introducirse en mundos de fantasía e ilusión…
Por eso, desde aquí propongo animar a padres y abuelos para que sean ellos mismos los que inventen una historia que puedan contar a los más pequeños de la casa y gozar de la alegría que supone ver cómo brillan los ojos de aquel pequeño que sueña con unos personajes creados por las personas a las que más quiere; pues, si hay algo mejor que ver a un pequeño disfrutar, es verle disfrutar con algo que tú mismo has realizado…
Y ahora que he decidido aportar un poco al mundo de la literatura… ¿¿Te animas a acompañarme??
Y es que esta quinta etapa también ha dejado multitud de cosas interesantes que merece la pena comentar y analizar; pues, en este tiempo, pudimos visitar el pueblecito en el que nacen los grandes literatos que trabajan en esa gran fábrica de sueños de la que salen todas las creaciones enviadas a todos los rincones del mundo y, especialmente, al pueblecito de lectores.
¡¡Incluso tuvimos la oportunidad de colarnos en la fábrica y poner en funcionamiento la maquinaria de la creatividad con la que realizamos algunos textos de diferente tipo!!
Y es que, cuando uno se decide a crear un texto, se da cuenta de lo divertido que puede llegar a ser; pues, a través de una idea principal, puede intentar transmitir muchísimo.
Además… ¡¡También es interesante imaginar, mientras escribes, la reacción que ocasionarán en los lectores todo ese flujo de palabras y frases que salen del interior!!
Pero creo que también es importante decir que, durante el trayecto de esta etapa, hemos aprendido cómo podemos aportar algo a ese mágico mundo que hemos recorrido durante tantos meses; pues no era justo pasar por el mundo de la literatura sin haber dejado nuestra huella.
No obstante, todo esto debe madurar en nuestro interior y servir para ofrecer a las futuras generaciones el fruto de la creatividad y de la ilusión por aportar algo a la literatura; pues, si somos capaces de mostrarnos como ejemplo de persona que disfruta escribiendo, conseguiremos despertar en nuestros alumnos una curiosidad e interés por conocer los placeres de la creación literaria.
Porque si no existen personas capaces de crear literatura, los lectores se verán privados del placer que supone el hecho de introducirse en mundos de fantasía e ilusión…
Por eso, desde aquí propongo animar a padres y abuelos para que sean ellos mismos los que inventen una historia que puedan contar a los más pequeños de la casa y gozar de la alegría que supone ver cómo brillan los ojos de aquel pequeño que sueña con unos personajes creados por las personas a las que más quiere; pues, si hay algo mejor que ver a un pequeño disfrutar, es verle disfrutar con algo que tú mismo has realizado…
Y ahora que he decidido aportar un poco al mundo de la literatura… ¿¿Te animas a acompañarme??
Perfecto.
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